Todo comenzó, como suele ocurrir casi siempre, en los fogones de la cocina. A mediados de la década de los 80, en un precioso valle de los Pirineos, en la provincia de Girona, Cataluña. Allí, Blanca, mi esposa, comenzó a improvisar sus primeros quesos, con leche de las vacas de un vecino y las indicaciones de un amigo que nos visitaba con frecuencia.

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Aquellos primeros quesos caseros nos cautivaron y fueron la antesala a una creciente pasión láctea. A partir de ahí comenzaron los contactos, las visitas a muchas queserías , la curiosidad y admiración por los muy diversos proyectos de queso artesano en el País Catalán y en el País Vasco, todos sumamente interesantes.

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Una vez mordido el anzuelo y decidido a convertirme en un quesero artesano de los de verdad, la vida, tan generosa como siempre, cruzó en mi camino al maestro quesero Abel Ibañez. Estuve haciendo prácticas en su quesería durante un año, hasta que me sentí con confianza para emprender nuestro propio proyecto quesero. Y así, con la ayuda de Blanca, decidimos montar nuestra quesería en los sótanos de nuestra Masía.

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Seguramente por nuestras raíces y nostalgia de nuestra tierra natal, apostamos por hacer queso de oveja. Trajimos un rebaño de 100 ovejas Latxas del País Vasco y comenzó la aventura. Los comienzos no suelen ser fáciles, pero en menos de dos años ya vendíamos nuestros quesos maduros de oveja “Etxalde” en todo el territorio catalán y nuestro prestigio fue creciendo rápidamente. Esto me dio la oportunidad de conocer un gran número de renombrados queseros artesanos de todo el país, aprender de ellos y colaborar con gente que comenzaba en este apasionante oficio.

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Pero el mundo sigue girando y allí por el 2005 tocaba cambio. Decidimos pasar el testigo; y en un inolvidable vuelo en globo nos despedimos de aquel maravilloso valle Pirenaico, que durante dos décadas nos había acogido con el rigor de su clima y la belleza de sus marcadas estaciones anuales. ¿Y ahora qué? Pues nada más y nada menos que cruzar el charco y aterrizar en el Nuevo Mundo. Desde el 2008 dedicándome a lo que más me gusta, compartir mi experiencia y aprendiendo día a día sobre la alquimia láctea, sorprendiéndome continuamente sobre las posibilidades que me ofrece la transformación de la leche de las vacas, las ovejas, las cabras o hasta las búfalas. Pero en esta ocasión, en esta nueva etapa de mi vida, en América, en donde la revolución del queso artesano acaba de comenzar.